Los bebés recién nacidos tienen un reflejo de succión muy fuerte, que les permite alimentarse. Es muy común ver en la ecografía cómo el bebé chupa el dedo pulgar, en un claro entrenamiento para su vida después de nacer. Pero este reflejo también responde a una succión por placer, que le proporciona bienestar y consuelo.
Cuándo debemos ofrecer el chupete a un recién nacido
Durante los primeros 20 días, aproximadamente, el bebé debe aprender a mamar, succionando y tragando del pecho materno (o de la tetina, en el caso de alimentación sustitutiva).
Pero, a partir de ese tiempo, el chupete puede ser reconfortante cuando esté inquieto. La lactancia ya estará establecida y el chupete será un alivio para el bebé y su mamá, que no tendrá que ofrecer continuamente el pecho cuando el niño llore.
Ventajas del chupete
Efecto tranquilizador
El chupete ayuda al bebé muy pequeño a descargar la tensión producida por cólicos, hambre, calor u otras molestias, mientras estas se resuelven. También tiene un efecto sedante, que ayuda al bebé a conciliar el sueño y está especialmente indicado en situaciones de estrés, como los ingresos hospitalarios.
Previene el síndrome de muerte súbita
Algunos estudios señalan que el uso del chupete ayuda a disminuir los riesgos de muerte súbita. Cuando el bebé está succionando, la respiración es más regular y la lengua permanece en la parte anterior de la boca, por lo que evita la obstrucción de las vías respiratorias.
Hasta cuándo utilizar el chupete
El uso del chupete debe suspenderse cuando cumple dos años. A partir de esa edad, puede producir alteraciones en el adecuado desarrollo dentario, maloclusión y úlceras en la boca. Además, con esta edad, el niño pierde el reflejo de succión y, por tanto, ya no lo necesita.
El chupete puede ser un buen aliado del bebé, si lo utilizamos correctamente y hasta la edad adecuada.