UN CULITO SANO
La piel de los bebés es muy fina y delicada, por este motivo resulta tan importante que la cuides bien, especialmente la zona del culete ya que puede irritarse con facilidad al contacto con la orina o las heces y por el roce del pañal.
Cámbiale regularmente el pañal en cuanto lo notes húmedo o sucio, aunque sólo tenga un poco de pipí. La humedad continuada y/o las bacterias de las heces pueden provocarle una infección.
Durante el primer año se les suele cambiar el pañal entre siete y diez veces al día, en los recién nacidos hay que cambiarles con más frecuencia. Hazlo preferentemente, después de las tomas y como medida preventiva antes de acostarle después de la toma nocturna.
A la hora de limpiarle el culito puedes hacerlo con agua tibia, una esponja o toallita de algodón suave y añadir unas gotitas de jabón sin jabón. También, simplemente puedes utilizar un agua micelar especialmente formulada para niños y que no precisa de aclarado.
Es aconsejable en cada cambio dejar el culete al aire unos minutos (evitando que coja frío) para que quede bien sequito. Ten en cuenta que por el uso permanente del pañal es fácil que la zona se irrite y de lugar a una dermatitis de contacto (conocida como dermatitis del pañal).
Antes de la colocación del pañal has de asergurarte que su culito esté bien seco y limpio.
No esperes a que la zona esté irritada para cuidarla: aplica una crema o bálsamo protector a base de ingredientes naturales en cada cambio de pañal. Y, opta por pañales hipoalergénicos de gran absorción que garanticen la contención de la humedad.
Por último, durante el cambio de pañal, nunca lo dejes solo en el cambiador, no te alejes de él, prepara todo lo que vas a necesitar antes de comenzar así evitarás cualquier riego para tu bebé.
¡Culito sano, bebé relajado y feliz!